Jugar con Fuego

Nico Santos – Play with fire

Que si juegas con fuego te puedes quemar, es un axioma. Que aun sabiéndolo hay juegos que no quieres evitar, es algo inherente a la imperfección humana. Que a veces evalúas la situación y prefieres quemarte a no jugar, es uno de los riegos que seguro te dejarán marca pero que no te importa asumir.

Pero, ¿por qué nos atrae tanto el peligro? Si hay algún psicólogo en la sala que nos lo explique, por favor.

Parece que las conductas arriesgadas nos suben los niveles de adrenalina y por tanto, nos producen cierta sensación de placer, felicidad o satisfacción personal. Es por esto por lo que, hay veces que no hacemos caso a nuestro autocontrol y jugamos atraídos por su calor, pensando que nunca nos quemaremos.

No hay dos personas iguales y por tanto, las decisiones que toma cada uno y bajo qué circunstancias, no tienen por qué ser entendidas por todo el mundo. Quizá alguna de las heridas que unos ven cuando otro juega con fuego, son sólo un mal menor que curan otras heridas más dolorosas que nadie está viendo. O quizá algunos juegos terminen doliendo más de lo esperado por nadie, porque se sucedan acontecimientos inesperados.

Lo que sí que es cierto es que jugar con fuego suele venir acompañado de nuevos descubrimientos y lecciones aprendidas. Jugar con fuego nunca te deja indiferente, siempre se aprende algo.

Nico Santos nos habla de cómo se siente al jugar con fuego en esta relación tan apasionada como adictiva asumiendo las consecuencias de enamorarse de forma casi enfermiza:

Ganador de un concurso musical de una televisión privada alemana representando a España, este joven de origen germano-español nació en Bremen y creció en Mallorca. Su actividad no sólo se centra en cantar y componer para él, sino que también ha escrito y producido para varios cantantes alemanes.

Mirar el fuego hipnotiza, apagar una vela con los dedos es algo que todos hemos probado, sus vivos colores nos atraen… ¿Cuántas veces te has quemado jugando con fuego? ¿Y cuantas has salido ileso? ¿Qué has aprendido?

7 comentarios

  1. No sé si acierto a decir algo con sentido o es una tontería. Por un lado creo que “quien no arriesga no gana”y el “mundo sonríe a los audaces”.
    Creo que tiene matices distintos a quemarse con fuego por jugar con el riesgo. Yo creo que en este caso se trata de una elección más incauta y menos valiente que lo que indico en el anterior párrafo. Vamos que es mi humilde opinión. El tema no lo conocía pero bien lo podrían haber cantado los back street boys 😉

    1. Ja ja ja! Una canción muy noventera, verdad? Jugar con fuego siempre lleva consigo asumir un gran riesgo. Una veces se gana y otras se pierde… eso sí, siempre se aprende. Muchas gracias Sergio! Muacs.

  2. Es sugerente el chasquido de un Zippo cuando entra en acción.
    La rueda dentada acaricia la piedra, provoca la chispa y prende la llama. Su silueta ardiente danza levemente al ritmo de las invisibles corrientes que me rodean.
    Baila para mí, provocándome con sinuosos movimientos. Sabe que disfruto y que me tomo un tiempo hasta que cierro el mechero, con un golpe seco de muñeca.
    El olor a gasolina siempre me ha atraído. Creo que no soy el único.
    Cuando acudo a una gasolinera permanezco unos segundos quieto antes de llenar el depósito. Saco la manguera despacio y dejo que me invada ese olor penetrante y característico. Es adictivo.
    Esta vez voy con una garrafa. Cosas del trabajo…
    Me quedo absorto con la mente en blanco. En ese intervalo de tiempo los neurotransmisores activan el centro de placer de mi cerebro, con 98 octanos de felicidad. Es un envase pequeño y no tarda mucho en llenarse.
    El clic del surtidor me devuelve al mundo real.
    Introduzco la manguera en el surtidor. Enrosco el tapón en la garrafa y mientras voy a pagar, empiezo a echar de menos el aroma a combustible…
    El fuego siempre me pareció hipnótico. Me quedaría horas mirándolo. El crepitar de madera quemándose, el rugido de las llamas en un bosque… El calor que desprende una barbacoa y mi Zippo, mi adorado Zippo.
    Mezcla perfecta de ambos placeres. Gasolina y fuego. ¿Por qué elegir si puedo tener ambos?
    Vuelvo a chasquear el Zippo y dejo que caiga encendido sobre el reguero de gasolina que dejé en el asfalto.
    Se escuchan los lamentos de Nicolai mientras se acerca el fuego al coche. La verdad es que nunca he fumado. Cosas del trabajo…

    1. Guauuu vmanoso! Me has dejado totalmente en vilo! Muchas gracias por estos microrrelatos con los que nos obsequias de vez en cuando. Un abrazo enorme!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *